Educación para el cambio social.

Partimos de la base de conocer que es el cambio social, el cambio social puede definirse como la diferencia entre el estado anterior y el posterior en una zona de la realidad social. El cambio social siempre suele tener una connotación positiva, a no ser que el cambio vaya a peor, pero por lo general, cuando hablamos de cambio social es porque estamos haciendo un avance en los distintos estratos de la sociedad, ahora bien, una vez conocido el concepto, pasaremos a hablar de los principales retos del cambio social en educación, que como bien dice el enunciado, son la igualdad de género, la inclusión o la participación de las familias. 

Figura 1. El cambio social.

En primer lugar, en las escuelas hay un gran esfuerzo por la lucha a favor de la igualdad de género, pero dicho esfuerzo se ve tirado a tierra cuando el alumnado llega a casa, ya que es un terreno donde los docentes no pueden intervenir y es que es un hecho que cuando los niños (sobre todo niños) llegan a casa, sin quererlo son víctimas de diferentes prejuicios sexistas y con esto no quiere decir que el papá o la mamá estén educando mal a sus hijos/as, si no que en la sociedad actual (en la que poco a poco vamos avanzando) sigue habiendo diferentes estereotipos, por ejemplo, cuando los pequeños llegan a casa tienen la costumbre de preguntar a la Mamá por la comida que hay hoy de comer y desde mi punto de vista eso es algo que tendría que ir desapareciendo, bien es cierto que en algunos hogares esto pasa porque coincide con que la que está en casa a la hora de comer es la madre, pero si esto no fuera así sería un fracaso para los docentes. Por ello una buena solución sería hacer ver a los padres/madres que no deben ceñirse al comportamiento estricto que la sociedad les pide, si no que su hijo/a ha de ver que tanto su papá como su mamá pueden encargarse de las labores del hogar, por lo que damos por hecho que ese/esa niño/a cuando sea mayor habrá roto con ese prejuicio de que las mamás son las que suelen encargarse de las labores del hogar y será capaz de ver que da igual que seas hombre o mujer para encargarte de ese tipo de cosas. 

Figura 2. Igualdad de género.


En segundo lugar el enfoque inclusivo es una lucha sin cuartel que sigue habiendo en las escuelas, pero el problema no viene de dentro, viene de fuera de la escuela, ya que si fuera de la escuela se crean unos prejuicios que suelen ir siempre en contra de los inmigrantes o diferentes etnias existentes, entonces en la escuela también existirán estos prejuicios, por lo que es muy difícil para la escuela luchar contra la sociedad, aquí es donde tendría que haber un gran cambio social, tanto por parte de los que nacimos en el país (en este caso España) como de los que vienen de fuera, es cierto que nosotros tenemos que ser tolerantes con todo el mundo, pero también es cierto que hay gente que no viene a comportarse bien a España, no por ello tenemos que meter a todo el mundo en el mismo saco, no, hay que saber valorar y juzgar individualmente, por una mala experiencia que hayamos tenido no quiere decir que todas vayan a ser malas. La solución que se me ocurre es dar charlas de concienciación, pero no al cargo de los docentes, si no al cargo de los propios implicados en el proceso de inclusión, es decir, hacer ver tanto a las familias como al alumnado de que todo el mundo tiene derecho a una oportunidad y esto no puede hacérnoslo ver nadie mejor que los propios afectados. 

Figura 3. Inclusión e igualdad de oportunidades.

Por último, con respecto a los retos, hablaremos de la participación de las familias en la escuela, por mi parte, he tenido la suerte de que mi familia siempre ha estado involucrada al 200% en la escuela donde yo estudiaba, colaborando con el AMPA, ayudando a los profesores en lo que necesitaran y acompañándonos a todas las excursiones posibles, que por aquel entonces este era el máximo grado de participación en la escuela, pero también es cierto, que había algunas familias que no se involucraban en absoluto en la enseñanza de sus hijos/as, por lo que es algo que me daba mucha tristeza ver, aunque por aquel entonces yo pensaba (y sigo pensando) que mi papá y mi mamá eran (y son) los mejores del mundo, por lo que no podía creer que otras familias no se comportaran igual con sus hijos/as, en definitiva, me chocaba que hubiera familias que “pasaran” de sus hijos. Volviendo a hoy, creo que la cosa es aún peor, porque al menos antes las familias se involucraban mínimamente en la enseñanza de sus hijos/as, dando siempre la autoridad al profesor, pero es que hoy en día parece que la razón solo la tienen los/las pequeños/as, por lo que eso me produce aún más tristeza que el propio hecho de que las familias no participen. La solución creo que es clara y de hecho ya está inventada, es decir, las comunidades de aprendizaje son el mejor uso que la institución escolar puede hacer de las familias, de manera que ahora sí que estén colaborando al 100% con la educación de sus hijos/as. El hecho de que los voluntarios (familiares) se introduzcan en las escuelas para contribuir con la educación de los más pequeños me parece maravilloso, además he tenido la suerte de aprender mucho sobre el tema de comunidades de aprendizaje, aunque tristemente me llevara una decepción con su creador, Ramón Flecha, ya que su teoría me cautiva, pero él mismo no llego a convencerme.


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