La construcción de la convivencia escolar.

La Ley sobre Violencia Escolar entiende la buena convivencia escolar como “la coexistencia pacífica de los miembros de la comunidad educativa, que supone una interrelación positiva entre ellos y permite el adecuado cumplimiento de los objetivos educativos en un clima que propicia el desarrollo integral de los estudiantes”.

Figura 1. Ley de Violencia Escolar.

Según la definición que acabamos de leer, podemos deducir que, para el desarrollo de una buena convivencia escolar, todos los miembros tienen que respetarse entre sí, de manera que si esto ocurre facilitará en gran medida el desarrollo del alumnado. Suena sencillo, pero la realidad es otra, desgraciadamente, hoy en día, en muchas escuelas se dan casos de una mala convivencia escolar, esto puede venir desde varios frentes, ya que para que haya una buena convivencia se necesita la participación y el compromiso de toda la comunidad educativa, por lo que diferenciare:

El profesorado: es el encargado de regular y, en consenso con el alumnado, establecer unas normas de convivencia adecuadas y en busca de la mejoría de la interacción del alumnado con el resto de la comunidad educativa. El docente puede ser el culpable de la buena convivencia, pero también de la mala, ya que hay casos registrados de docentes que se han desentendido por completo de casos de acoso escolar o diferentes problemas, llegando en el peor de los casos a consecuencias fatales (que no mencionaré porque todos las conocemos), por lo que en ese caso estaríamos hablando de un docente totalmente incompetente en convivencia escolar. Por el contrario, un docente también puede ser el encargado de sembrar una semilla de luz en los alumnos que vivan bajo un árbol de oscuridad, de manera que puede ser el encargado de detectar, intervenir y anular en casos donde la convivencia escolar no sea la adecuada, pudiendo así evitar consecuencias que dañarían por completo tanto al niño/a como al resto de la comunidad educativa.

Figura 2. Google Images.

Las familias: son importantes en este proceso de convivencia, ya que en primer lugar la educación que ofrece una familia es el factor más influyente en el alumnado, ya que por más esfuerzos que haga el docente, si el niño/a ve en casa un comportamiento, este/a lo imitará sin que el docente pueda evitarlo, por lo que las familias serán un factor con el que tendremos que contar y, sobre todo, pedir colaboración para que el alumnado sea capaz de aprender de sus familias unos valores  básicos para saber qué cosas hacen bien y que cosas hacen mal, ya que como he dicho, por más que le digamos que algo no está bien, si lo ven en casa, ellos/as pensarán que si está bien.

Figura 3. Freepik.com

El alumnado: el principal elemento que tenemos en la convivencia escolar, por el pasan todos los elementos que he citado con anterioridad. El alumnado es el factor que se ve afectado por la incompetencia de cualquiera de los factores anteriormente citados, de manera que, si las familias o los docentes actúan incorrectamente, el perjudicado será siempre el niño o la niña. En mi opinión, el niño es un trozo de plastilina impoluto, que inevitablemente va a ser moldeado por distintas manos a lo largo de su vida, por lo que lo que el trabajo que los docentes (o futuros docentes) han de realizar es el de conseguir moldear correctamente a ese niño o niña que ya viene moldeado, de manera que nuestras manos también entren en ese proceso de moldeado y, además, ayuden a esas otras manos a moldear de la misma manera en la que lo haremos nosotros. A parte de esto, otro problema importante, es la mala interacción alumnado-alumnado, que deriva en lo que conocemos como casos de Bullying, donde un niño o niña recibe continuas faltas de respeto que pueden llegar a dañar tanto física como psicológicamente al niño o niña en cuestión, por lo que aquí también entran las familias y los/las docentes, para evitar estos casos de malas relaciones y erratas en la convivencia. Creo que una buena manera sería hacer que desde pequeños supieran llevarse bien, haciendo diversas dinámicas o juegos donde dejemos claro que pueden gastarse bromas, pero en el momento en el que la broma deje de hacer gracia para una de las dos partes, la broma desaparece. Aunque hay mucho trabajo por delante, deberíamos cambiar la mentalidad de estos tres factores, de manera que la convivencia fuese perfecta, que, aunque suene algo utópico, es posible y se puede conseguir, por lo que en el momento que esto ocurra, podremos decir que la educación ha dado un paso de gigante.

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